Venganza I
El rey Francisco I de Francia era un soberano muy galante. Los cronistas de la época aseguran que solía ejercitar su vigor hasta ocho veces en un día. Entre tantas queridas como tuvo, figuraba la esposa de un abogado llamado Jean Feron. Usualmente, los esposos de las amantes del rey se mostraban complacientes y tal actitud era bien recompensada.
Pero Feron enloqueció de celos y resolvió vengarse de su mujer y de Francisco. Para ello empezó a frecuentar los burdeles tratando de contagiarse la sífilis. Era su propósito infectar a su esposa para que ésta contagiase luego al rey.
Algunos historiadores opinan que lo logró. Efectivamente, Francisco I fue uno de los sifilíticos más célebres de Europa, y en general suele creerse que murió a causa de esa enfermedad. Sin embargo, los médicos que le hicieron la autopsia hallaron un absceso en su estómago, los riñones deshechos y las entrañas podridas. Por otra parte, el diario íntimo de su madre, Luisa de Saboya, nos revela que Francisco había contraído el mal de Nápoles en 1512, mucho antes de conocer a la mujer de Feron.
No sabemos si el abogado llegó a conocer la inutilidad de sus procedimientos. Algunos consideran que hubo aquí una segunda y definitiva venganza, ejercida previsiblemente por el destino. Otros, como Manuel Mandeb, opinan redondamente que la venganza amorosa es una institución inútil. Dice Mandeb: "El enamoramiento genera inferioridad. El amado ejerce un dominio, un poder sobre el amador. Es ese poder el que lo capacita para causar daño. Suele suceder que algunos actos del que domina lastiman al dominado. Los reclamos y argumentos legales son generalmente desoídos por el poderoso. Y es allí donde el herido siente deseos de vengarse. Pero las mismas circunstancias que lo empujan a la venganza son las que le impiden concretarla. Para vengarse de alguien hay que ejercer un poder. Muchas veces el amante despechado aguarda largos años un cambio en la situación, una modificación en los sentimientos del otro, y en los propios, que le permita situarse en una posición ventajosa. Si esto ocurre, si el dominado pasa a ser dominador, la venganza es posible. Pero entonces ya no es deseada."
Es decir, uno desea vengarse cuando no puede y cuando puede no lo desea. Por lo tanto, la venganza amorosa es imposible.
Pero Feron enloqueció de celos y resolvió vengarse de su mujer y de Francisco. Para ello empezó a frecuentar los burdeles tratando de contagiarse la sífilis. Era su propósito infectar a su esposa para que ésta contagiase luego al rey.
Algunos historiadores opinan que lo logró. Efectivamente, Francisco I fue uno de los sifilíticos más célebres de Europa, y en general suele creerse que murió a causa de esa enfermedad. Sin embargo, los médicos que le hicieron la autopsia hallaron un absceso en su estómago, los riñones deshechos y las entrañas podridas. Por otra parte, el diario íntimo de su madre, Luisa de Saboya, nos revela que Francisco había contraído el mal de Nápoles en 1512, mucho antes de conocer a la mujer de Feron.
No sabemos si el abogado llegó a conocer la inutilidad de sus procedimientos. Algunos consideran que hubo aquí una segunda y definitiva venganza, ejercida previsiblemente por el destino. Otros, como Manuel Mandeb, opinan redondamente que la venganza amorosa es una institución inútil. Dice Mandeb: "El enamoramiento genera inferioridad. El amado ejerce un dominio, un poder sobre el amador. Es ese poder el que lo capacita para causar daño. Suele suceder que algunos actos del que domina lastiman al dominado. Los reclamos y argumentos legales son generalmente desoídos por el poderoso. Y es allí donde el herido siente deseos de vengarse. Pero las mismas circunstancias que lo empujan a la venganza son las que le impiden concretarla. Para vengarse de alguien hay que ejercer un poder. Muchas veces el amante despechado aguarda largos años un cambio en la situación, una modificación en los sentimientos del otro, y en los propios, que le permita situarse en una posición ventajosa. Si esto ocurre, si el dominado pasa a ser dominador, la venganza es posible. Pero entonces ya no es deseada."
Es decir, uno desea vengarse cuando no puede y cuando puede no lo desea. Por lo tanto, la venganza amorosa es imposible.
Buen finde! yo por mi parte estoy yendo a ver a Drexler presentar su ultimo disco ("Amar la Trama") el cual me encantó y recomiendo.
Salud!!!
A.
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