sábado, 21 de agosto de 2010
Teología/2
El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y peinso que al fina y al cabo Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en El y creía que El creía en mí. Entonces paro la oreja, a la hora de los rumores mágicos, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.No había manera de entrar en confianza. No presentaba el mínimo intersticio que permitiera penetrar en su intimidad. Apenas lo tocaba con la yema del dedo, se volvía redondo. Y como se sabe, la esfera es la más reservada de las formas.
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